CUERNOS, HUESOS, PELOS, PELLEJOS, INTESTINOS

En la despensa del constructor de instrumentos populares tradicionales abundan los despojos. No, no temáis, no es este noble artesano un aficionado a brujerías o al atrezzo del cine gore; ni siquiera le motivan taxidermias o embalsamamientos. Lo que ocurre es que cuernos, huesos, pelos, pellejos, intestinos... son materias primas frecuentemente utilizadas por los que como él son dados a dar consistencia a herencias musicales. ¿Y para qué más sirvieron en otros tiempos estas partes de las bestias? Suponemos que para poco más. Puede ser que los huesos dieran sus esencias a guisos y caldos, que las pieles abrigaran y adecentaran cuerpos, o que los intestinos embutieran chorizos y morcillas; pero nos tememos que si acabaron contribuyendo al engrandecimiento del folklore sonoro de los pueblos, fue porque por calidad o por cantidad, las piezas destinadas a esta noble causa, no servían para otra cosa; vamos, porque eran desechos.

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